NUESTRA EXCURSIÓN AL VOLCÁN KAWAH IJEN

Como conté en post anteriores, nuestra última estancia en Bali fue en Menjangan, una zona de la isla para disfrutar de la naturaleza y de relax, de muuucho relax, demasiado para nuestro gusto, por eso decidimos aventurarnos a vivir en nuestro penúltimo día en la isla y en el país, una de las experiencias más increíbles que hemos vivido.
La idea surgió porque Andrés, quién fue nuestro guía durante nuestra estancia en Ubud, nos dijo que solía hacer excursiones al Volcán Kawah Ijen, que era único en el mundo y que nosotros, estando al norte de la isla durante nuestros últimos días, estábamos cerca como para poder vivir esa aventura. Nos enseñó fotografías, nos contó lo especial que era vivirlo y no pudimos resistirnos a contratarle la excursión. No podría perdonarme volver a España con el arrepentimiento de no haberlo hecho.

¿Cómo llegar al Volcán Kawah Ijen?
A pesar de que puedes ir por tu cuenta, no lo recomiendo para nada.

Primero tienes que llegar al puerto de Gilimanuk. Desde donde tendrás que tomar un ferry para ir a la isla de Java, concretamente a Ketapang (1h) para después, hacer un trayecto de otra hora en coche hasta poder comenzar la subida al volcán.

El problema no son las horas de conducción si no lo mal indicadas que están las carreteras, saber qué ferry coger, etc... todo esto en plena noche cerrada (si lo que quieres es llegar para ver la famosísima llama azul del Volcán Kawah Ijen). Además, una vez que comiences a descender al cráter, los caminos no están bien indicados por lo que conviene que vayas con un guía que conozca la zona y os indique perfectamente por donde ir.

Por tanto, te recomiendo que contrates una excursión, el precio está en torno a los 90 euros por persona, incluye máscaras de gas para no respirar el azufre que se desprende dentro del cráter, linterna, transportes (coches y ferry), guía, cena, tentempié y desayuno a la vuelta.

¿Cuándo se ve la llama azul?
El famoso fuego azul sólo podrás verlo si asciendes el volcán a tiempo como para poder descender a continuación al cráter aún siendo de noche, ya que es donde están trabajando los mineros que explotan el azufre y el cuál a su contacto con el aire, provoca esa llama tan espectacular.
Si llegas ya amaneciendo no podrás contemplarlo. Es por eso que la subida hay que iniciarla durante la noche y a paso ligero, a pesar de lo dura que es.

Tips para sobrevivir en la subida al Kawah Ijen
  • Lleva ropa y calzado cómodos, si puede ser todo viejo mejor, el olor a azufre no conseguirás sacarlo ni en varios lavados...
  • No te vendrá mal llevar algo de abrigo. La cima está a 2.799m de altura. Además si el trayecto lo haces durante la noche no hay sol que te caliente y mientras esperas a que amanezca sentado, el frío será más insoportable.
  • Imprescindible llevar una linterna, si es de casco, mucho mejor ya que el camino no es nada cómodo y será mejor que lleves las manos libres.  
  • Si no dispones de máscara de gas, lleva al menos una braga o pañuelo con el que cubrirte para poder respirar cuando desciendas y el humo cargado de azufre te de en la cara.
  • No olvides comer algo antes y llevar agua (sin ir muy cargado) o algo de azúcar que pueda darte energía cuando lo necesites. La falta de sueño harán que la subida sea dos veces más dura de lo normal. Si no quieres ir cargado, a mitad de camino hay un pequeño quiosco donde podrás reponer fuerzas.
  • A pesar de que leas experiencias muy negativas de la gente, si tienes la posibilidad, no pierdas la oportunidad. Si vas con cuidado, con tiempo y bien preparado, todo será positivo.
Nuestra aventura en el Kawah Ijen
A las 22h vino a recogernos al hotel el vehículo que habíamos contratado para la excursión. En él venían el guía y dos chicos alemanes que iban a compartir esta aventura con nosotros.
En el coche nos dieron un paquete de galletas y una botella de agua que decidimos guardar para el ascenso.
Tras una hora de trayecto por caminos completamente oscuros y llenos de curvas, llegamos por fin al puerto donde nos montamos en un ferry con destino Ketapang.

Allí, otro conductor nos esperaba para llevarnos hasta el punto donde iniciaríamos el ascenso al volcán. Tras una hora de trayecto, llegamos allí. En la oscuridad de la noche, en un camino en mitad de la nada y con ningún otro turista a la vista, nuestro guía nos dejó sentados en el porche de una casa, donde comimos unos noddles y nos avisaron que quien tuviera que ir al baño, era el momento. Yo la verdad que preferí aguantarme, había que ir con la linterna por un camino oscuro en mitad del bosque hasta una caseta, por lo que solo de pensarlo, se me quitaron las ganas jajaja

Tras haber cenado rápido y tomado un café, nuestro guía que volvió de donde estuviera, nos dio las máscaras de gas y los cascos con linterna para comenzar la ruta.
Los alemanes con los que íbamos comenzaron el ascenso a un paso muy rápido, yo según los vi pensé "cómo vayamos así todo el camino, me quedo sola en la siguiente curva". Teníamos que ir más o menos todos al mismo ritmo ya que, el guía iba con los 4. Desde el inicio, la pendiente es bastante pronunciada así que iba notando cómo me cansaba y cómo me agobiaba pensar que tenía que seguir el ritmo del grupo y que si no llegábamos a tiempo como para que fuera de noche cuando descendiéramos a la mina, me perdería ver la llama azul.
Nuestro guía era muy agradable y nos decía que íbamos bien, que llegábamos a tiempo para ver el fuego. Me senté unos segundos a descansar mientras los alemanes seguían ascendiendo... parecía que íbamos de los últimos, había muy poca gente en el camino así que volví a coger aire y continué.

Durante el camino pensé en tirar la toalla unas cuantas veces, creía que los ojos se me salían de las cuencas del cansancio que tenía jajaja pero poco a poco, pude subir y por fin, llegó la parada "oficial" en el camino. Un quiosco en mitad de la nada donde vi necesario parar a comprar una coca cola. El camino a partir de aquí continuaba ligeramente menos empinado, ya veía algo de esperanza.
Por fin, tras dos horas infernales de subida, bajo el cielo más estrellado que he visto en mi vida, llegamos a la cima. Ahora tocaba descender a la mina, 45 minutos de bajada por un camino terriblemente mal adaptado e indicado, puesto que si no bajas por el correcto, te das de lleno con el polvo de azufre que sale de la mina. Por eso, es muy importante saber por dónde continuar.
A pesar de que el descenso es un camino dificultoso, para mí resultó mucho más sencillo que el ascenso. En varios tramos las piedras están sueltas y pisar mal te puede jugar una mala pasada. Además, si no llegas de los primeros, en pleno precipicio con caminos de menos de un metro de ancho, coincidirás con turistas que quieren subir mientras tú quieres bajar. Un auténtico peligro además de un estorbo, y no solo para nosotros sino para los mineros que trabajan allí. Me resultó tremendamente horrible ver cómo incordiábamos sin querer a su paso, mientras cargan a sus espaldas hasta 90 kilos de azufre.
Cuando por fin llegamos a la mina, miré hacia arriba y fue cuando me di cuenta de que el descenso había sido fácil porque éramos de los primeros, no olvidaré jamás la imagen de cientos de linternas que bajaban por el interior del volcán hasta donde estábamos. Nos acercamos mucho hasta el minero que estaba sacando a golpes el azufre de la pared del cráter. Cada golpe, provocaba una corriente de humo con olor a huevo podrido que nos azotaba en la cara. Menos mal que llevábamos las máscaras, a diferencia de ellos, que solo se cubrían con un pañuelo.

El contacto del azufre con el oxígeno, provoca esa famosa llama azul que se puede ver en la noche. Un auténtico espectáculo que recompensó todo el sufrimiento.

Tras unos minutos respirando gases tóxicos y contemplando el fuego azul, nuestro guía decidió que era momento de volver a la cima para ver desde lo alto el amanecer.
Como decía, el camino de vuelta es el mismo y a las horas que subíamos, bajaba gran cantidad de gente, así como mineros, aunque a esas horas ya quedaban muy pocos trabajando.

Con el cuerpo sin fuerzas, nuestro guía comenzó a andar y a andar sin decirnos hacia dónde ni durante cuánto tiempo, estaba realmente cansada y no entendía la necesidad de esta caminata. Por fin, llegamos a una zona en la que había algunos turistas sentados que estaban esperando a que amaneciera. El frío para mí era insoportable, vi que dentro de unas pequeñas ruinas, había algunos indonesios alrededor de un fuego y no dudé en meterme ahí con ellos jejeje cuando entré en calor, salí a buscar a mi chico para ver con él el amanecer.
Sinceramente, esa imagen no fue lo que más mereció la pena del trayecto, sino ver el fondo del Kawah Ijen desde la cima. Un fondo cubierto por un lago turquesa increíble con paredes a su alrededor de tonos amarillos que se corresponden con la mina de azufre en la que habíamos estado hacía unas horas.
Fue entonces, cuando vi totalmente recompensada esta aventura.
Tras disfrutar un buen rato de esa imagen, comenzamos el descenso. Para nosotros, mucho más sencillo y menos cansado aunque la gravilla del camino te provocará seguramente varios sustos de caer resbalado. Pisa con cuidado y ve tranquilo, sobretodo en ciertos tramos en los que el camino bordea el precipicio.

Curiosidades - La magia del Ijen
  • El volcán es único en el mundo por su mina de azufre, su fuego azul y su explotación minera sin ninguna mecanización.
  • El lago turquesa del interior es de una toxicidad extrema, su contenido es de  ácido sulfúrico y clorhídrico.
  • Los mineros trabajan de madrugada y cargan a sus espaldas hasta 90 kilos de azufre. No disponen de ninguna ayuda para subir hasta el volcán, bajar al cráter, obtener el azufre y volver a subirlo. No llevan máscaras ni ninguna otra protección especial. Con razón se les conoce como "Los hombres fuertes de Java"
  • Les pagan escasos 5 dólares al día.
  • El azufre es extraído para hacer entre otras cosas, cosméticos.
  • Algunos hombres trabajan portando a los turistas que lo deseen en unas carretillas por 75 euros. No vimos a ningún turista utilizarlo.
Espero que os haya gustado este post y os anime a visitar este lugar tan increíble.
Con esta aventura finalizó nuestro maravilloso viaje a Indonesia, que por si no lo has visto antes, aquí te dejo el post que cuenta como comenzó todo.









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